Por salud, para mantener en buena forma tu cuerpo incluso cuando llegues a una edad mayor y, claro, para lucir siempre como te gusta y sentirte segura de ti misma, cuidar tu alimentación es una de las mejores decisiones que puedes tomar. 

No importa si lo haces en tus 20's, 30's o 40's; siempre es buen momento para empezar a cuidarte sabiendo que tu propio yo del futuro te lo agradecerá. Sin lugar a dudas, la mejor forma de hacerlo es tomando conciencia de la repercusión que tiene absolutamente todo lo que consumes. No se trata sólo de aumentar la cantidad de frutas y verduras presentes en tu dieta o de contar calorías, ¡Todo cuenta! 

Si estás en el proceso de concientizarte sobre qué deberías comer y qué no para cuidar la salud y la imagen de tu cuerpo, checa estos hacks que te ayudarán durante la transición a lograrlo de la mejor manera. ¡Mantén la motivación y ponte en acción!

  1. Tómalo con calma: Algunas de las claves detrás de todo logro son la constancia, la perseverancia y la paciencia. Cuando se trata de cambios en tu alimentación,  procura que éstos no sean sólo por moda, o para reducir de peso o medidas únicamente para un evento especial. Mejor, haz cambios graduales y permanentes. Esto quiere decir que no deberías cambiar de golpe tus rutinas y el tipo de alimentos que consumes. Inicia haciendo dos o tres cambios, con lo que sea más sencillo para ti. De entrada, disminuye las porciones de las comidas que, aunque deliciosas, sabes que en exceso pueden hacerte daño, como las grasas, azúcares y harinas refinadas. ¿Te gustan las papas fritas? ¿Qué tal si las sustituyes por papas horneadas? Quieres una rebanada de pastel para el postre, pero, ¿Y si mejor te bebes un smoothie de tu fruta favorita con endulzante saludable? Una vez que estos primeros cambios surtan efecto y se conviertan en un hábito arraigado, empieza a realizar nuevos cambios. 
  1. Cuida tu salud mental: Como dijimos antes, todo cuenta, y por supuesto la salud mental no es la excepción. Rodéate de personas que te apoyen en tu objetivo de ser, sentirte y verte más saludable. Con ayuda de tu círculo de apoyo, presta atención plena a tus emociones a la hora de comer. Pregúntate, ¿Estoy comiendo porque tengo hambre, porque estoy estresada, porque estoy triste o feliz? Esto puede ayudarte a diferenciar entre el apetito real y el comer sin sentido o para sustituir la satisfacción de otras necesidades. 
  1. Sé buena contigo misma: Probablemente, la parte más difícil de adoptar cambios en el estilo de vida es romper viejos hábitos y, a la par, desarrollar otros nuevos. y mejores. Por supuesto, esto incluye cocinar y preparar todo lo relativo a tu dieta, por lo que debes considerar preparar por ti misma los alimentos, pero si no puedes hacerlo, no dudes en pedir ayuda. Relaciónate con la persona que prepara tus platos y háblale de algunos aspectos básicos, como el tamaño de las porciones adecuado para las necesidades particulares de tu cuerpo, el modelo del plato balanceado y los ingredientes que se pueden conseguir con mayor facilidad en la temporada. Con esta información podrán tomar las mejores decisiones, de acuerdo a tus necesidades, y por supuesto, podrás disfrutar de una mayor variedad de recetas y presentaciones de los alimentos. Recuerda que lo más importante es balancear las cantidades de proteínas, carbohidratos, verduras y frutas en tu plato.
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