Lo sabemos: mantener una dieta balanceada puede ser un desafío, especialmente
cuando intentamos hacerlo sin gastar una fortuna. La buena noticia es que comer
sano no es sinónimo de gastar mucho dinero. De hecho, con algunas estrategias
ingeniosas y un poco de planificación, es totalmente posible mantener una dieta
saludable sin romper el bolsillo. ¡Prepárate para descubrir los siguientes consejos
prácticos que te ayudarán a lograrlo!

La planificación es clave cuando se trata de comer sano sin gastar demasiado, así
que, para aprovechar al máximo tu presupuesto, inicia elaborando una lista de
compras. Esto te ayudará a evitar comprar impulsivamente y a mantener el enfoque
en los alimentos que realmente necesitas. ¡Ah! Una cosa más: Asegúrate de
apegarte a tu lista una vez que estés en la tienda (¡Resiste la tentación!).

Una vez dentro del supermercado, procura comprar productos a granel, como arroz,
legumbres, y cereales. Esto suele ser más económico que adquirirlos en envases
individuales, además, puedes almacenarlos en contenedores reutilizables para
reducir el desperdicio de envases.

Otro pro tip es aprovechar ofertas y descuentos. Para hacerlo, pon atención a las
ofertas y descuentos anunciados en redes sociales, radio y televisión de tu
localidad. Comprar alimentos perecederos en oferta y congelarlos también puede
ayudarte a ahorrar dinero a largo plazo.

Por otra parte, aunque sus precios son tentadores y su sabor es digno de ese gusto que amas darte los fines de semana, los alimentos procesados no son la opción más saludable. Para lograr tu propósito de comer sano y gastar poco, evita la compra de snacks y comidas pre cocidas o preparadas; mejor, invierte en
ingredientes frescos y prepara tus alimentos en casa.

De hecho, cocinar en casa es una de las formas más efectivas de ahorrar dinero y
mantener una dieta saludable. Para facilitar esta labor, a la hora de cocinar intenta
hacer porciones más grandes de lo necesario y congela las sobras en envases
individuales. Esto te permitirá tener comidas listas para calentar cuando estés
ocupada o cuando simplemente no tengas ganas de cocinar.

Otra forma de hacer compras inteligentes a la hora de hacer el súper es leer las
etiquetas para conocer los ingredientes y el contenido nutricional de cada producto.

Pon en tu carrito las opciones con menos aditivos y bajas en azúcares añadidos;
mientras menos ingredientes, mejor.

Los productos precortados, prelavados y listos para usar son una salvación cuando
tienes mucha hambre y poco tiempo. Sin embargo, también tienden a ser más
costosos así que, lo mejor para tu bolsillo y para tu salud, es comprar alimentos
enteros y prepararlos en casa.

Por otra parte, comer en restaurantes o pedir comida a domicilio constantemente
representa uno de los gastos más fuertes y, al mismo tiempo, más fáciles de evitar a la hora de mejorar tus finanzas. Para reducir esta costosa tentación, prepara tu
almuerzo en casa y llévalo contigo al trabajo. Además de ahorrar, tendrás un mayor
control sobre los ingredientes y las porciones, beneficiando también a tu salud.

Como puedes ver, comer sano no tiene por qué ser un gasto excesivo. Con un poco de planificación, preparación y toma de decisiones inteligentes, puedes mantener una dieta saludable sin romper tu presupuesto. Además, los beneficios para tu salud y bienestar valen la pena el esfuerzo. ¡Buen provecho!

Valeria Rico Vázquez